Por Eduardo Aguilar – Profesor y Pte. del Frente por la Educación y el Trabajo
Pasó la “ley ómnibus”, y el Chaco continúa en silencio sobre educación, aunque las escuelas dependen del gobernador y la legislatura, no del presidente. ¿Por qué el silencio cuando necesitamos un debate de todos sobre cómo solucionar nuestro inmenso problema educativo?
En el Chaco más de la mitad de los chicos pobres no termina la escuela; algunos lo hacen tarde y mal. Y sin escuela completa seguirán siendo pobres en el futuro. Sin vueltas. Hablar de “inclusión”, “justicia social”, o de “acompañar a los docentes”, entonces, no tiene sentido. Pero nos encanta la hipocresía.
Pobres o no, la mayoría termina con bajos conocimientos, condenados a un duro futuro laboral. El problema es tan estructural que demanda reformas muy profundas. Hay muchísimo que cambiar. ¿Qué vamos a hacer, nada o seguir con lo mismo? ¿Dónde están los diagnósticos, los planes, los instrumentos, las metas?
Hoja de ruta. ¿Qué hay que cambiar en el Chaco?. Pensemos las reformas como las hojas de una tijera, necesitamos de las 2 para que funcione.
1ra hoja: La reforma de la Formación y la Carrera Docente.
2da hoja: La Protección de la Primera Infancia y las Trayectorias Escolares.
Formación y carrera docente
Imposible mejorar la educación sin mejorar la formación inicial de los docentes. Hay que fortalecer a los Institutos de Formación, y planificar un sistema que nunca fue tal. Son cinco los cambios mínimos que el gobierno y los legisladores pueden empezar a legislar ya:
1. Tener buenos docentes requiere grandes formadores de docentes, personas muy especializadas. Los formadores deben realizar una maestría de primer nivel nacional, becados. Hay que organizarla con las Universidades del Chaco, con profesores nacionales invitados. Es la mejor inversión para nuestro futuro.
2. Los docentes no consiguen cargos por años. No podemos seguir formando “en serie”. Calculando la evolución de la matrícula escolar y los docentes que ya están recibidos, hay que dictaminar qué carrera se siguen dictando, dónde y por cuánto tiempo. Planificar.
3. Hay que cambiar la carrera Docente. Los docentes no tienen ascensos ni premios por capacitación. El buen docente sólo puede ascender pasando a director; así lo perdemos frente al aula. Creando nuevos cargos, los buenos docentes deben ser coordinadores de sus colegas, transmitiendo su capacidad y difundiendo buenas prácticas. En cada escuela, el mejor docente de cada ciclo o área debe pasar a coordinar a los docentes de ese ciclo. Gana más, capacita al resto, sigue al frente de su aula. Los docentes aprenden sobre todo de los buenos colegas. Este cargo de coordinador, a diferencia del otro, no es permanente: se concursa cada 5 años, en base a capacitación y metas.
4. Igual para el cargo más importante de la educación: el Director. Antes de ser director hay que cursar una Maestría en Gestión Educativa. Se debe concursar no para un nivel, sino para cada escuela en particular, por un tiempo determinado, con un plan de trabajo específico, cuyo avance debe ser auditado. Y hay que darle al director más voz en la selección del plantel docente. Difícil que un equipo juegue bien si la voz del técnico no pesa en la elección de los jugadores.
5. La formación en servicio debe ser gratuita, obligatoria, y brindada por las universidades del Chaco. Las universidades pueden ofrecer postítulos en matemática, química, historia, literatura etc. Para los docentes serán gratuitos, el costo lo acuerda la Provincia con las universidades. Estos deben ser los únicos postítulos habilitados, con escasas excepciones
La protección de la infancia
Cuando la realidad social se deteriora al infinito, dejando a la escuela en soledad, el problema educativo excede a la educación. Eso nos pasa.
Tenemos un combate a dar en la primera infancia, en la niñez y en la fase crítica de la adolescencia. Dentro y fuera del aula, cambiando la organización del sistema y haciendo que la prioridad de la política social y de infraestructura del Chaco sea el apoyo a las escuelas. Eso es acompañar a los docentes.
¿Esperamos que los docentes hagan frente solos a la desintegración de las familias, el bajo capital educativo de los padres, la malnutrición, la cultura del asistencialismo, la marginación de las tecnologías, de los libros, de los hábitos de lectura en el hogar, y a la socialización de los chicos en contextos delictivos o que han perdido toda esperanza de progreso? Pobres maestros: guerra de cascotes contra bombas atómicas.
Para enfrentar esta cultura de decadencia los maestros necesitan el apoyo de todo el estado y toda la sociedad. Veamos.
1. Necesitamos información censal de la primera infancia que está en la pobreza estructural. Todos estos chicos deben ser incorporados a Centros de Primera Infancia: cuidado alimentario y estímulos psicopedagógicos tempranos. Si no se nivela antes de empezar la escuela, los maestros enfrentan un dilema de hierro: a) nivelar para abajo a todos los alumnos o b) exigir, excluyendo a los que ya vienen excluidos por las condiciones sociales que no atendimos antes.
2. En la niñez y la adolescencia necesitamos lo mismo. Centros de Acompañamiento Escolar en contraturno, para niños y jóvenes que viven en la pobreza. Y tutorías sociales, educativo-deportivas, barrio por barrio, asentamiento por asentamiento.
3. ¿Dónde hacer eso? En todas partes. Clubes, centros comunitarios, salones de ONGs, escuelas en contra turno, etc. En cada barrio será distinto. Usar todo lo que se puede usar a bajo costo o gratis. Hay que pensarlo como un esfuerzo de guerra: es nuestra única chance de cortar la reproducción de la pobreza y salvar a generaciones. ¿Esto va a pasar de manera espontánea en las familias? Por supuesto que no.
4. ¿Con qué personal hacerlo? A este esfuerzo por la primera infancia, la niñez y la adolescencia, hay que abastecerlo con 4 fuentes: docentes de las carreras terciarias que se discontinúen, docentes sin cargo, estudiantes de docencia, y empleados públicos que cuenten con aptitudes para acompañar. Pensemos fuera de la caja, la situación es crítica, el esfuerzo y las medidas también deben serlo. La declaración de la emergencia educativa, social y administrativa sería un buen punto de partida para empezar a mover las piezas. Hay pocos pesos, muy pocos, pero muchos recursos materiales y humanos desaprovechados. ¿No alcanza para todos? La prioridad son los chicos y adolescentes que están en la pobreza. No es momento de enumerar trabas burocráticas. Hay que pensar cómo superarlas.
Condiciones indispensables
Además de las hojas de la tijera hay otras 3 condiciones indispensables y muy factibles.
a. Hay que preservar el poder adquisitivo docente con cláusula gatillo, y mejorarlo con los muchos ahorros que se pueden hacer en la masa salarial educativa, llena de fugas e injusticias.
b. Las escuelas deben estar perfectas todo el tiempo. No buenas. Perfectas. ¿Faltan arreglos de fondo? Subsecretaría de Infraestructura Escolar. ¿Falta mantenimiento diario? Cumplir la ley 7310, de Mantenimiento Escolar, para que cada escuela pueda solucionar de inmediato sus problemas cotidianos. Una ventana o un inodoro no pueden estar rotos 6 meses.
c. Final: La política debe instalar un ambiente de prioridad a la educación, al logro académico y a la lectura, que sigue siendo la base de todo. El presidente Macron dijo hace poco: “nuestro futuro es una lucha contra las pantallas por el cerebro de nuestros hijos”. Necesitamos el mismo mensaje moral de nuestra dirigencia; y los programas y ejemplos que lo respalden. Libros, lectura, escuela. Las escuelas son todo, dijo alguien que sabía.
Si encaramos estar reformas tenemos una oportunidad de revertir la decadencia educativa. Si no, no. ¿Hay alguien que no lo entienda? ¿Hay alguien que, en esta situación, pueda negarse a colaborar por intereses egoístas? La solución depende de la política. Como siempre.