Compartir

El hecho ocurrió en la ciudad de Porto Alegre en el breve lapso de cuatro años, desde cuando el ganador del premio invirtió parte de su dinero en una funeraria de la que ya ni es dueño.

El 3 de abril de 2018, con sus 71 años a cuestas, José Pereira salió a recorrer las calles de Viamão, en la ciudad brasileña de Porto Alegre, para juntar latas de cerveza en la vía pública, venderlas y hacerse así de unos reales para morigerar los sufrimientos de su pobreza.

Con lo que obtuvo y la esperanza intacta, hizo dos apuestas en la lotería nacional del Brasil, tentado por la fuerte suma del primer premio: el equivalente en reales a 2 millones de dólares. Una fortuna que tentaría a cualquiera.

Y la suerte -o el destino- quiso que José ganara el premio mayor, lo que obviamente le cambió la vida. De desempleado a empresario: así fue el vuelco de 180 grados, ya que con un amigo compró una casa funeraria en Viamão, su barrio.

Aunque todo parecía ir bien, las cosas en realidad incluían una traición y una estafa: con la excusa de hacer frente a diferentes gastos, como los salarios de los empleados, su amigo dispuso de la tarjeta de débito de José Pereira. Poco a poco, fue vaciándole la cuenta donde había depositado lo que quedaba del gran premio.

Tras formalizar la denuncia, comenzó la investigación judicial. Juliano Ferreira, delegado de la Policía Militar, señaló al respecto que el estafador “pidió la tarjeta bancaria de la víctima y desde entonces no la devolvió. Comenzó a hacer retiros sucesivos».

Situación que José no descubrió hasta que fue demasiado tarde, ya que “no tiene educación financiera” ni “conocimientos de administración de empresas, inversiones y finanzas”, agregó el funcionario policial.

De hecho, la víctima se quedó sin el emprendimiento que habían comprado con su dinero. “Compraron juntos una empresa funeraria, pero el contrato nunca fue llevado al registro. El sospechoso hizo un nuevo contrato, con su nombre y el de otro, y lo registró en la Junta Comercial”, explicó Ferreira. De acuerdo a los peritajes, de los 2 millones de dólares a José le quedaron en su cuenta bancaria solo 2 centavos, mientras que su amigo y socio, en cuatro años, adquirió un terreno y una flota de una decena de vehículos nuevos.

Fuente: minutouno.com

Comentar con Facebook