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El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brindó una serie de pautas que se deben tener en cuenta en esta época donde el aumento de la temperatura ambiente favorece la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).

“Estas intoxicaciones o infecciones pueden ser provocadas por el consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos o parásitos, o bien por las sustancias tóxicas que estos producen. Por eso, es importante reforzar los cuidados durante el verano considerando las recomendaciones para prevenir y cuidar la salud”, señalaron.

Según explicaron,” las infecciones se producen por la ingestión de alimentos que contienen microorganismos vivos perjudiciales para la salud como virus, bacterias y parásitos. Mientras que las intoxicaciones se generan por la ingestión de toxinas o venenos que se encuentran presentes en el alimento ingerido, producidas por hongos o bacterias”.

En este sentido, señalaron que los síntomas característicos son trastornos gastrointestinales como dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos, a veces acompañados de fiebre. También pueden presentarse síntomas neurológicos, ojos hinchados, dificultades renales y visión doble, entre otros.

Asimismo, informaron que la duración e intensidad de estos síntomas varía de acuerdo a la cantidad de bacterias o toxinas presentes en el alimento, a la cantidad consumida del alimento y al estado de salud general de la persona.

Para el SENASA “es importante destacar que las ETA constituyen un importante problema de salud a nivel mundial”. Por eso, desde el organismo de sanidad controlan los procesos de inocuidad y calidad de los alimentos argentinos, tanto en la materia prima como en los productos, subproductos y derivados de origen animal y vegetal.

“Algunas de las enfermedades más conocidas son botulismo, brucelosis caprina, salmonella, síndrome urémico hemolítico y triquinosis”.

Pautas generales para prevenir estas y otras enfermedades transmitidas por alimentos:

  • Separar alimentos crudos de cocidos: Usar equipos y utensilios diferentes (cuchillos, tablas de cortar) para manipular alimentos crudos. Conservar alimentos crudos y cocidos en recipientes separados, para evitar la contaminación cruzada.
  • Conservar los alimentos a temperaturas seguras: No dejar alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de 2 horas y enfriar lo más pronto posible los alimentos cocidos y perecederos. No descongelar alimentos a temperatura ambiente.
  • Cocinar completamente: Especialmente carnes rojas, pollos, pescados y huevos. Hervir sopas y guisos. Para carnes rojas cuidar que no queden partes rojas en su interior y en el caso de los pollos tener en cuenta que la mayor parte de la carne será pálida y solo la sección del hueso será rosada. Recalentar completamente la comida cocinada.
  • Usar agua y materias primas seguras: Debe ser agua de red o estar potabilizada antes de ser consumida. Lavar las frutas y verduras, especialmente si se van a consumir crudas, y antes de comprar un alimento, controlar que su envase posea la etiqueta rotulada con fecha de vencimiento y número de registro.
  • Mantener la limpieza: Lavarse las manos con jabón entre 40 y 60 segundos antes y durante la preparación de alimentos, y después de ir al baño. Lavar y desinfectar todas las superficies, equipos y utensilios.
  • Proteger alimentos y el área de la cocina de insectos, mascotas u otros animales.

“Si bien los consumidores –como eslabón final de la cadena– deben cuidar que la preservación, la preparación y el almacenamiento sean idóneos para que el alimento adquirido no resulte perjudicial en el consumo doméstico, es en la etapa previa donde se ejecutan las políticas nacionales en materia de sanidad y calidad animal y vegetal e inocuidad de los alimentos, lo cual implica el cuidado de la salud de los consumidores mientras se impulsa la comercialización de alimentos inocuos para el mercado interno y del mundo”, concluyeron.

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