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El evento histórico tuvo lugar en septiembre pasado en la Nueva York University. Allí, un grupo de cirujanos injertó el órgano genéticamente modificado al cuerpo de una mujer con muerte cerebral. Los científicos lograron unir temporalmente un riñón de cerdo en un cuerpo humano y observaron que comenzaba a funcionar, un gran avance en la búsqueda de varias décadas por utilizar algún día órganos animales en trasplantes para salvar vidas humanas.

Los cerdos se han convertido en la más reciente prioridad de investigación en el intento por atender la escasez de órganos, pero existe un obstáculo: un tipo de azúcar en las células porcinas, extraña al cuerpo humano, causa el rechazo inmediato del órgano. El riñón para este experimento provino de un animal manipulado genéticamente para eliminar esa azúcar y evitar un ataque del sistema inmune.

Los cirujanos unieron el riñón del cerdo a un par de grandes vasos sanguíneos fuera del cuerpo de un receptor, con muerte cerebral, para poder observarlo durante dos días. El riñón hizo lo que se supone debía hacer, filtrar los desechos y producir orina, sin provocar rechazo.

El sueño de los trasplantes de animales a humanos o xenotrasplantes, se remonta al siglo XVII con los fallidos intentos de utilizar sangre animal en transfusiones. En el siglo XX, los cirujanos intentaron trasplantar órganos de babuinos en humanos. El caso más famoso fue el de la Bebé Fae, quien vivió 21 días con el corazón de un primate.

Sin ninguna eficacia a largo plazo y demasiada indignación pública, los científicos viraron de primates a cerdos, manipulando sus genes para cerrar la brecha entre especies. Los cerdos tienen ventajas sobre los monos y simios. Son criados como alimento, así que utilizarlos para aprovechar sus órganos suscita menos preocupaciones éticas. También tienen grandes camadas, cortos periodos de gestación y órganos comparables a los de los humanos.

No es la primera vez que se utilizan partes de cerdo en humanos: Las válvulas de corazón de cerdo también se han utilizado eficazmente durante décadas en humanos, el anticoagulante heparina se obtiene de los intestinos de cerdo, los injertos de piel porcina son utilizados en quemaduras y cirujanos chinos han utilizado córneas de cerdo para restaurar la vista.

En el caso de la UNY, los investigadores mantuvieron el cuerpo de una mujer fallecida funcionando con un respirador artificial después de que la familia autorizó la realización del experimento. La mujer deseaba donar sus órganos, pero no eran aptos para una donación tradicional. La familia pensó que “había la posibilidad de que algo bueno saliera de esto”, señaló Robert Montgomery, jefe del equipo quirúrgico de la Universidad de Nueva York.

Montgomery mismo recibió un trasplante hace tres años, un corazón humano de un donador con hepatitis C. “Fui una de esas personas tendidas en una unidad de cuidados intensivos que esperaba sin saber si un órgano llegaría a tiempo”, dijo. Diversas compañías biotecnológicas buscan desarrollar órganos aptos de cerdo para realizar trasplantes a fin de disminuir la escasez de órganos humanos. Más de 90.000 personas en Estados Unidos están en lista de espera para recibir un riñón. A diario 12 de ellas mueren en la espera.

Fuente: Infobae

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