Se trata de un producto sintético derivado de aceites y grasas, combinado con gas renovable. El gobierno de Misiones está interesado en incorporar este tipo de combustibles con vehículos convertidos a GNC.
En el marco de la transición energética global, Argentina enfrenta el desafío de adaptar su infraestructura de combustibles a tecnologías más limpias y sostenibles. Las Estaciones de Servicio, como puntos neurálgicos en la distribución de energía para el transporte, tendrán un rol central en esta transformación.
La introducción de nuevos combustibles basados en hidrógeno emerge en el mundo y puede ser un primer paso interesante y España es uno de los países que está liderando los avances en este sentido.
Miguel Ángel Fernández, Gerente en CNH2 – Centro Nacional del Hidrógeno del país europeo, menciona que el hidrógeno ha comenzado a integrarse en el mercado de combustibles a través de productos como el hidrobiodiésel (HVO), un combustible sintético derivado de aceites y grasas, combinado con el gas renovable, que es compatible con los motores diésel convencionales.
Esto permite que las Estaciones de Servicio puedan ofrecer un producto renovable sin necesidad de cambiar la infraestructura existente ni los vehículos actuales. Es una solución transitoria que facilita la entrada del hidrógeno en el mercado de manera indirecta.
En diálogo con surtidores.com.ar, el ejecutivo español destaca que “las estaciones son muy importantes ya que están desempeñando un rol esencial en la recolección de aceites usados, que luego se transforman en HVO”, alineándose con las políticas de economía circular, promoviendo la reutilización de residuos y reduciendo la huella de carbono. “Una Estación de Servicio que comercialice este biocombustible es totalmente segura desde el punto de vista técnico”, asegura.
En cuanto a su precio, en España podría ser competitivo con el diésel y la gasolina si la producción del hidrógeno verde se sitúa en un rango de entre 6 y 7 euros por kilogramo, lo que permitiría a un vehículo recorrer entre 100 y 120 kilómetros con un kilo de hidrógeno.
Sin embargo, los objetivos de la industria española es lograr un precio de entre 1,5 y 2,5 euros por kilogramo, lo cual lo haría verdaderamente competitivo no solo frente a los combustibles fósiles, sino también frente a los vehículos eléctricos.
¿Qué ocurre con el hidrógeno como gas para la movilidad?
Aunque el hidrobiodiésel podría ser una solución inmediata, la verdadera revolución en el uso del hidrógeno vendrá con su implementación en estado gaseoso, un proceso que presenta retos significativos para la infraestructura.
La transición a este tipo de combustible requerirá una reconfiguración completa de las estaciones, que deberán adaptarse para manejar y almacenar hidrógeno a alta presión.
Este cambio implica no solo una inversión en nuevas tecnologías de almacenamiento y distribución, sino también una actualización de las normativas de seguridad, un aspecto que será crítico para garantizar su viabilidad y aceptación en el mercado.
No obstante, existen en Argentina regiones que están estudiando mucho su implementación, como es el caso de Misiones, donde desde el gobierno provincial están muy interesados en utilizar este tipo de combustibles con vehículos convertidos a GNC. En este sentido se está invirtiendo en investigación y desarrollo, con el objetivo de preservar el valor de su naturaleza.
Asimismo, el hidrógeno abre la puerta a que las Estaciones de Servicio se puedan convertir en sus propias proveedoras de combustible, con instalaciones de generación de energía renovable y electrolizadores in situ, lo que no ocurre con el HVO, ya que convertir los residuos y aceites en materia prima para su producción requiere de mayor complejidad y no sería rentable a pequeña escala.
Algo no menor a tener en cuenta es que la adopción de hidrógeno dependerá en gran medida de cómo se estructuren los incentivos para energías limpias. Además, el costo de los electrolizadores, equipos clave en la producción de hidrógeno, sigue siendo un factor crítico. “La tendencia es a la baja pero llegará un momento en que el electrolizador será tan barato que este gas sí que será totalmente competitivo”, apunta Fernández.
Dada la realidad económica y política de Argentina, la adopción de hidrógeno en la movilidad podría seguir un camino diferente al de Europa. El gerente de la CNH2 de España sugiere que el país podría beneficiarse de un enfoque más gradual, comenzando por biocombustibles como el hidrobiodiésel, que no requieren modificaciones significativas en la infraestructura existente.
“A largo plazo sería más interesante apostar por fuentes que se renueven”, señala, no sólo como una solución más inmediata y menos costosa, sino que también podría aprovechar el vasto potencial agrícola y ganadero del territorio argentino.
Frente a la apuesta por el GNC, Fernández sostiene que “este gas tiene una cuestión que requiere modificar el vehículo… y, con esta nueva generación de combustibles sintéticos, no va a hacer falta”, reafirmando al HVO como una opción más viable y económica para la descarbonización del transporte en Argentina.
Sin embargo, esta transición no será inmediata ni homogénea. Las Estaciones de Servicio enfrentarán un futuro híbrido, donde coexistan combustibles tradicionales, biocombustibles y eventualmente hidrógeno gaseoso, a medida que la infraestructura y las políticas se adapten a las nuevas tecnologías.
La experiencia europea sugiere que la clave del éxito estará en la flexibilidad y la capacidad de innovar. Con una planificación adecuada y el apoyo de políticas públicas que incentiven la adopción de tecnologías limpias, Argentina podría estar a la altura de la transición hacia un futuro energético más sostenible.
Fuente: Surtidores.com.ar