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Por Karina Winkler – Investigadora social y docente

Por cuestiones de trabajo y de interés personal, desde que tenemos oportunidad, sigo las sesiones en vivo de la Legislatura chaqueña. Me gusta hacerlo, más allá del tema laboral, porque conozco así los temas que se tratan, me lleva a interesarme más por dichos temas al saber de su tratamiento, sigo a los legisladores en sus desempeños, entre otras cosas.

Lamentablemente, hace bastante tiempo, y entiendo que es parte del juego político y que es un lugar para del debate, observo el tiempo que se dedica a discusiones con motes de debate, por diversos temas que le quitan tiempo de debate a temáticas que tienen que ver con las leyes que aprueban luego. (Repito debate adrede).

Sé, que cada proyecto de ley tiene sus instancias previas hasta llegar al recinto y ser aprobadas o no, pero, hay detalles que sería bueno y positivo, ya que se tiene esta herramienta de la sesión en vivo, de profundizar y hacerlas conocer a la ciudadanía.

Ese tiempo que se destina a discusiones donde parece que se miden más el ego que a debatir posturas distintas, bien podría utilizarse para dispensarlo en, por ejemplo, según el proyecto que se va a tratar, se explique a la ciudadanía, detalles sobre el tema. o, por ejemplo, educarnos a los ciudadanos sobre el proceso que lleva cada proyecto, las instancias, la terminología que se emplea, propia de la Legislatura, etc.

El miércoles, por ejemplo, cuando se trató la adhesión de la provincia a la Ley Lucio, hubo un tiempo destinado a hablar al respecto, con anécdotas de experiencias vividas y otros detalles significativos, tiempo que, comparado con el inicial de casi dos horas de una cansadora discusión entre dos legisladoras, porque eso no era un debate, fue mínimo.

El miércoles se trató y aprobó  el proyecto de protección de las abejas, por ejemplo, y no hubo un tiempo dedicado a explicar el porqué de su importancia.

La ciudadanía, que no gobernamos ni deliberamos por sí, si no por medio de nuestros representantes, por el sistema de gobierno que tenemos, sin atribuirme el hablar por todos, considero que, por lo menos una gran parte, no necesitamos tanto tiempo de medición de egos ni de antecedentes de unos u otros, sino, de un poco más de empatía y por qué no, de educación respecto a mucho, que bien pudieran hacerlo en ese espacio de tiempo que malgastan.

Sé que puede no caer simpático mi anhelo, pero, igual haré llegar de modo formal algo al respecto, para ver, si por lo menos, se optimiza mejor el tiempo, se lo resignifica haciendo algo provechoso y se desintoxica un poco la Cámara de acciones que parte de la sociedad ya no queremos y de lo que estamos hastiados.

Si bien la Legislatura es el lugar por excelencia para debatir, no hay que pretender confundir lo que es debatir, con lo que hicieron ayer y otras tantas veces.

Además de todo eso, es muy lamentable que no se pida disculpas a la ciudadanía representada, del tiempo que destinan para cuestiones que a la comunidad solo nos sirve para alimentarnos el desinterés, la indiferencia y el hastío.

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