Así lo demuestra un estudio de selección y aceptabilidad realizado por el Grupo de Investigación de Alimentación y Nutrición Porcina de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE. La hez de malta es un subproducto de bajo costo de la industria cervecera que surge como una alternativa, por sus características, para incorporarlo como alimento en la producción ganadera.
El auge de las cervecerías artesanales genera la disponibilidad de un insumo alternativo, no tradicional y de elevado valor proteico para ser incorporado a la dieta de cerdos: la hez de malta.
La hez de malta se la obtiene a partir del mosto en el primer paso de producción de cerveza. Es el principal subproducto de la industria cervecera, representando aproximadamente el 85% de los subproductos obtenidos. Después del proceso de maceración el mosto soluble (líquido) se separa por filtración de la parte insoluble (hez de malta, HM). Se producen así aproximadamente 20 Kg de este residuo húmedo por cada hectolitro de cerveza elaborada.
Un estudio llevado adelante por un equipo de investigadores, alumnos y becarios, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE comprobó que la incorporación de hez de malta constituye una alternativa viable para la alimentación de los cerdos.
Lo que se evaluó en este estudio es la “selección y aceptabilidad” de este recurso y la proporción en que puede ser incluido. Técnicamente es un factor muy importante desde el punto de vista de la producción ganadera, ya que variables como consumo de alimento, ganancia de peso y conversión alimenticia del ganado dependen del mismo.
El estudio de la “selección y aceptabilidad” llamado de Cafetería, es la primer prueba que se realiza cuando se analiza la potencialidad de un alimento a ser utilizado para la producción ganadera. Luego le sigue lo que se conoce como el “desempeño productivo”. La hez de malta fue evaluada en ambas pruebas con buenos resultados.
El equipo que realizó este trabajo está integrado por los médicos veterinarios Horacio Koslowski, Sebastián Sánchez y José Picot; los estudiantes Fernando Barrientos Cánovas, y Roni Parra, además de la becaria Karimi Alucin.
“La prueba es llamada de cafetería, debido a que las ofertas de las dietas se distribuyen en distintos comederos de los cuales los animales seleccionan el que prefieran, como se haría en un buffet. El ensayo se realizó en un período que duró 21 días; 7 días de adaptación a las dietas y 14 días de medición. Se utilizaron 12 cerdos en crecimiento (peso 15 ± 3 kg), distribuidos en 4 corrales de 4 x 2 metros, con 3 animales por corral”, explicó el doctor Picot.
El experimento consistió en evaluar dos dietas: una de ellas: T1 (testigo) que contenía expeller de soja 29,4%, grano de maíz 70,6%; y la segunda T2 con expeller de soja 26,87%, grano de maíz 58,77%, hez de malta 14,36%.
Las dietas fueron calculadas según requerimiento de energía y proteína para la categoría animal utilizada. Los cerdos estaban identificados con números visibles a distancia, fueron alojados en sus respectivos corrales, con tres comederos de características similares ubicados equidistantes unos de otros, en cada uno ellos se colocó 1,5 kg de la dieta a evaluar. Los tratamientos se rotaron diariamente al azar para evitar el acostumbramiento. Los cerdos permanecieron en los puestos durante el período de evaluación.
Previo al momento de suministro de cada alimento, los animales fueron retirados para luego reingresarlos al mismo tiempo. Las mediciones consistieron en determinar, cada 5 minutos durante la primera hora, el número de visitas a cada comedero.
En la segunda hora, las observaciones se realizaron cada 15 minutos.
Todas las observaciones se efectuaron desde un sitio con perfecto dominio de los corrales y sin causar interferencia en el comportamiento normal de los animales.
Al promediar el tiempo de evaluación, ambas dietas recibieron la misma cantidad de visitas de los animales. Mientras que en el último período del estudio, la dieta experimental fue la más visitada.
Tras analizar los datos experimentales el equipo llegó a la siguiente conclusión: “bajo nuestras condiciones de trabajo se pudo comprobar que la incorporación de hez de malta constituye una alternativa viable para la alimentación de los cerdos ya que presenta similar aceptabilidad que la dieta testigo”.