Septiembre: mes de las/los educadores/as y de las/los estudiantes: ¿Por qué reconocer la labor docente –además- en tiempos de pandemia?

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Por Rosana A. Cisneros – Subsecretaria de Educación MECCyT Chaco

“La escuela está abierta, estudiantes y docentes trabajando. Lo que está cerrado es el edificio. No confundir”. (Facebook de un docente)

Uno de los mayores retos que enfrentó el sistema educativo ante el cierre presencial de las escuelas, para garantizar la continuidad de los aprendizajes de las y los estudiantes, fue transformar el modelo presencial a modelos de educación a distancia.

La reorganización del trabajo docente y trabajar con la educación se vio afectado en las propuestas pedagógicas planificadas que en la interacción docente-alumno «cara a cara» ,en un contexto de primacía, hubo que modificar y ser elaborada considerando la mediación de distintos dispositivos.

Los componentes didácticos, que es el trabajo esencial de los educadores, se debieron alterar. Situación que permitió que la docencia tuviera que:

– Afrontar un contexto de emergencia de trascendencia histórica.

– Reprogramación de planificaciones para jerarquizar saberes en contexto escolar adverso.

– Diseñar actividades no presenciales con las implicancias de las reconfiguraciones didácticas.

– Adaptarse a tres modelos de escolarización: presencial, no presencial, alternado, sus implicancias en reagrupamientos de estudiantes y de clases.

– Definir la organización del equipo docente y toda la comunidad educativa para hacer más efectivo el trabajo.

– Reorganizar los equipos de trabajo.

– Re-aprender el trabajo con otros, aprendizaje colaborativo, aprendizaje en equipo.

– Sobrellevar las implicancias de la reorganización institucional, situaciones conflictivas, adaptación en los tiempos de acuerdos y consensos para lograr un equilibrio equitativo.

– Reconfigurar la enseñanza y, además, por medios audiovisuales.

– Re-aprender estrategias digitales y herramientas tecnológicas, la disponibilidad y habilidades tecnológicas de la escuela, de los estudiantes, del propio docente.

– Programar reuniones virtuales con las y los docentes, familias y estudiantes.

– Re-aprender el manejo de plataformas educativas en la búsqueda de materiales didácticos, creación de aulas digitales y aprendizajes diversos.

– Programar tipos y formas de comunicación con las familias y con los estudiantes.

– Incluir la organización de los tiempos de trabajo y disponibilidad para la tarea, garantizando una carga horaria adecuada muchas veces con exceso de ella.

– Relevar o actualizar información sobre recursos de docentes, estudiantes y sus familias.

– Readaptar el espacio del hogar a ambiente de clase.

– Sobrellevar la enseñanza en el hogar con la vida familiar.

– El 78% de docentes del país y en Chaco el 71,18% son mujeres docentes, muchas de ellas jefas de hogar, por lo tanto, teniendo en cuenta que las políticas de cuidado son atribuidas culturalmente al género femenino, coexiste en el hogar todo lo que tiene que ver con el trabajo docente junto a las tareas de cuidado y de organización familiar de niños, jóvenes y adultos. Esta situación se suma a la sobrecarga que incidió en el trabajo.

– Escuchar y atender las posibilidades personales y de las familias de los estudiantes.

– Entrega de actividades en domicilio de los estudiantes.

– Explicar a los tutor/es las consignas. Adaptar las actividades a las situaciones familiares.

– Aumentar la disponibilidad para canalizar dudas, consultas, generación de otros espacios.

– Garantizar que las consignas enviadas sean claras para estudiantes y familias.

– Atender y dar respuesta a la diversidad de situaciones de la vida familiar de sus alumno/as y a los diversos niveles de apoyo familiar con seguimiento personalizado.

– Dar respuesta al entramado de la comunidad educativa.

– Preparar material didáctico específico, evaluaciones específicas e instrumentos específicos.

– Preparar guiones y programas radiales y televisivos para llegar a más estudiantes, sobre todo a los que habitan zonas rurales.

– Se readecuaron las propuestas didácticas en formato papel elaboradas por las escuelas y con las de los cuadernillos impresos por el Ministerio de Educación Nacional, para llegar a las los estudiantes que no tienen acceso a la conectividad.

– Sistematizar la información relevada y la situación de cada estudiante.

– Organizar reuniones virtuales que lleva más tiempo de lo previsto, con guiones específicos.

– Dar respuesta a la diversidad de situaciones de aprendizajes de los estudiantes.

– Elaborar informes acerca de la situación de cada estudiante.

– Capacitarse en forma no presencial, leer materiales para reconfigurar su trabajo.

– Asistir a reuniones, encuentros virtuales con la heterogeneidad de irregularidades de conexión.

– Asistir a brindar el comedor escolar.

– Enseñar en cuidados epidemiológicos.

Estas modificaciones – entre otras- en la organización del trabajo docente, en el contenido y en la extensión de la jornada laboral, han significado un gran esfuerzo intelectual, emocional y físico para las los trabajadoras/es de la educación.

La continuidad pedagógica ha sido y es un importante esfuerzo en términos laborales, por la generación de sobrecarga de exigencia que el propio rol supone en la implementación de los tres formatos de escolarización.

Estos re-adaptar, re-programar, re-configurar, re-planificar nos debiera permitir construir tiempos como modos de anhelos, deseos, horizontes de sentidos para construir mejores escuelas.

Además….. las los docentes fortalecieron los vínculos pedagógicos en vínculos amorosos. La enorme tarea de producir oportunidades para que los lazos pedagógicos compensen las lejanías del distanciamiento físico.

Enseñar Cuidando.

Fortalecer la Paciencia y El Cuidado.

El espacio institucional Escuela sigue siendo el lugar por excelencia de lo público. Educación, alimentos y salud en términos de derechos, es lo que, en este contexto, demandan y encuentran nuestros estudiantes y sus familias.

Fue y sigue siendo importante repensar que en la Educación Pública, en estos tiempos críticos excepcionales, es prioritario estrechar esos lazos sociales que implican Educación, cuidado, amor, solidaridad y sostenimiento de lo colectivo.

Que la presencialidad PLENA, cuidada, continua, junto a los necesarios protocolos sanitarios nos siga cuidando en la recreación de experiencias de revinculación, de reencuentro, imaginando otras formas de convivencia, que todos podamos sentir el latido del corazón en el interior de las escuelas, que se materialice el reencuentro con otros recreando canales de comunicación como puentes afectivos, con la escucha atenta y el corazón abierto.

Que la ESI nos enseñe sobre la afectividad para que los protocolos de distanciamiento nos acerquen a prácticas de proximidades afectivas y pedagógicas.

Las escuelas siempre han sido atravesadas por el dolor social y se han mantenido de pié porque aportan una memoria pedagógica inclaudicable que le posibilita ayudar a reparar esas heridas sociales.

“La salida de la pandemia debe ser una construcción colectiva, el regreso a la Escuela también”.

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