La conocida biblioteca está gestionada por una comisión directiva cuyos integrantes y colaboradores cumplen funciones en forma ad-honorem. Para continuar sosteniendo la institución que funciona en Pellegrini al 80 de Resistencia, como hace 112 años, necesita de la colaboración de todos.
La comunidad de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia (directivos, personal, socios y lectores habituales) recurre a todos los vecinos de Resistencia interesados en la educación y la cultura, para solicitar su apoyo a la continuidad de la última biblioteca popular que se mantiene en funcionamiento en la capital de la provincia.
Fundada el 28 de agosto de 1909, es una de las poquísimas –si no la única– sobrevivientes que responden a la característica de instituciones “constituidas por una asociación de particulares”, como define la Ley nacional 914, de 1870, por la que se crea la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip).
La primera institución de su tipo en Latinoamérica, la Biblioteca Popular Franklin, fue fundada en 1866 –cuatro años antes que la Conabip–, en la ciudad de San Juan, no por casualidad patria chica de Domingo Faustino Sarmiento, a quien lo movía un ostensible interés por la educación popular de todos los argentinos.
Por tratarse de una ONG –una asociación civil sin fines de lucro–, se sostiene con los recursos que aportan sus socios y entidades interesadas en la educación y en el fomento de la cultura de sus conciudadanos. Porque una biblioteca popular es una institución autónoma, que no depende del Estado; aunque puede recibir apoyo estatal –y de hecho esto ocurre–, garantizado y controlado por abundante legislación emanada de casi todas las provincias argentinas e incluso de numerosos municipios del interior del país.
Las circunstancias sanitarias actuales han tenido un impacto muy crítico en el desenvolvimiento financiero de la biblioteca, que –por un lado– ha dejado de recibir de Lotería Chaqueña, desde noviembre de 2019, el pago de la publicidad que realiza la biblioteca con el cartel colocado en su frente, en Pellegrini 80. Y, por otro, están interrumpidas las actividades de los cursos y talleres que representaban algunos ingresos regulares importantes.
Los gastos mensuales mínimos de funcionamiento ascienden aproximadamente a veinte mil pesos. En síntesis, la biblioteca popular Bernardino Rivadavia necesita contar con al menos veinte vecinos o firmas comerciales dispuestos a invertir mensualmente un monto de aproximadamente mil pesos, para afrontar las erogaciones imprescindibles.
“Esperamos ese necesario apoyo. Es imprescindible para la comunidad porque, además de ser un centro de lectura, esta biblioteca ha funcionado siempre como centro cultural y como sede para numerosas instituciones afines que carecen de local propio”, destacan.
Ph: gentileza chacodiapordia.com