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El tenista serbio, quien no se vacunó contra el coronavirus, esperaba entrar a ese país para jugar el primer Grand Slam del año con una exención médica que le otorgaron los organizadores del Abierto. Sin embargo, no pudo pasar el control migratorio.

El serbio Novak Djokovic fue deportado de Australia al no permitirle las autoridades de ese país el acceso a su territorio para jugar el Abierto de Melbourne de tenis «por no tener en regla la documentación que le habilite la exención médica requerida para los no vacunados» que llegan a país oceánico.

Antes de esa resolución de cancelación de su visa, el serbio estuvo retenido durante ocho horas en el Aeropuerto Internacional Tullamarine de la mencionada ciudad de Melbourne, donde finalmente fue notificado de que debe retornar a su país de origen «en el primer vuelo disponible», informó puntualmente el sitio de noticias australiano The Age.

«La visa de Novak Djokovic fue cancelada y le informaron que debe abandonar el país este mismo jueves (hay 14 horas de diferencia con Argentina) porque no logró demostrarle a la Fuerza Fronteriza local la evidencia suficiente para su exención médica», remarcó el medio.

Djokovic había sido habilitado para jugar el Abierto con una medida excepcional que solamente a él le permitía participar sin tener ningún tipo de vacuna contra el coronavirus aplicada, algo que constituye una exigencia inexcusable para el resto de los tenistas intervinientes, lo que de por sí despertó grandes polémicas en el ámbito de este deporte.

Claro que ese registro de excepcionalidad planteado no tuvo su correlato con las disposiciones del estado de Victoria, del que Melbourne es su capital, y cuando Djokovic fue notificado de la cuestión ya estaba en vuelo para disputar el primer Grand Slam del año.

Así que inmediatamente al pisar el aeropuerto local, Djokovic fue retenido por las autoridades de la Fuerza Fronteriza, que le quitaron su celular y virtualmente lo mantuvieron «incomunicado», mientras su equipo de asistentes debía esperar en el hall del lugar escoltado por dos oficiales de seguridad.

La historia de Djokovic, de 34 años, como reconocido «antivacunas», tuvo su momento más candente en junio de 2020, cuando organizó el denominado «Adria Tour», que no era otra cosa que un par de torneos de exhibición entre amigos en los que no se respetaban distanciamientos sociales ni se exigían barbijos a participantes ni público presente.

El recorrido que se inició en su ciudad natal, Belgrado, y continuó en la croata Zadar, terminó en un desastre, con gran cantidad de contagiados, incluyendo al propio Djokovic, quien informó ser positivo de coronavirus del 23 de junio de ese 2020. Ahora la «cruzada» antivacunas, pese a sus pretendidos privilegios, se le volvió en contra.

Fuente: Télam

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